Este sistema de clasificación ordena los electrodomésticos en función de su eficiencia energética. En esencia, se les asigna una letra que varía desde la A a la G, según sea mayor o menor su rendimiento. Los aparatos D y E se consideran, por ejemplo, de consumo medio, mientras que los A son los más eficientes. Dentro de esta última categoria existen otras dos, la A+ y la A++, creadas exclusivamente para frigoríficos y congeladores. Los fabricantes están obligados a realizar este etiquetado para lavadoras, secadoras, lavavajillas, neveras y lámparas de uso doméstico.
